1.
El
poder y la influencia de los negocios en la sociedad son más grandes que nunca.
Hoy en día grandes corporaciones
internacionales hacen mal uso del poder que han adquirido y de la influencia
que ejercen. Walt Disney, por ejemplo, aprovecha de la gran simpatía que ejerce
en los niños para ofrecer un sin número de productos y servicios que obtiene,
en su mayoría, mediante la producción de entidades subcontratadas. Este es el
caso de sus fábricas de juguetes en China. Walt Disney tiene el poder y la influencia
necesaria para ubicar en cualquier parte del mundo fabricas de juguetes. Es así
que opta por elegir lugares en los que no existe mayor control sobre las
condiciones de trabajo dentro de las fábricas en donde las entidades
subcontratadas aprovechan al máximo el
bajo costo de mano de obra para obligar a sus trabajadores a laborar el máximo
número posible de horas al día. Es esa gran influencia con la que cuenta a
nivel mundial la que le permite obtener
de forma rápida diversas opciones de subcontratación. Lamentablemente elige la
opción más rentable para la compañía sin importar el grave daño que les hace a
los trabajadores explotados de las fábricas subcontratadas. Lo peor de ello es
que no muestra signos de interés por remediar la falta de control sobre las
condiciones de trabajo de los empleados que fabrican sus juguetes.
2. Las malas prácticas de negocios tienen
el potencial de infligir un enorme daño en las personas, comunidades y medio
ambiente.
Las malas prácticas de negocio llevan
a las fábricas de juguetes Disney a infligir en un enorme daño contra sus
trabajadores. Ellos son obligados a
trabajar prácticamente todos los días del año, incluso en el año nuevo chino.
No contentos con esto, las fábricas obligan a los trabajadores a laborar hasta
17 horas por jornada diaria. Este exceso de tiempo dentro de las fábricas no es
considerado como horas extra. Además de
explotar a los trabajadores, las instalaciones de trabajo no cuentan con el
espacio suficiente para que los empleados puedan dormir. Un pequeño dormitorio
que alberge a 24 personas resulta increíble y no brinda la comodidad necesaria
para un empleado con exceso de carga de trabajo. Así mismo, que los empleados
no cuenten con guantes ni mascaras para realizar sus labores dentro de la
fábrica es muy peligroso. Es común encontrar quejas sobre dolores de garganta
posiblemente ocasionados por el uso de pintura en aerosol para los juguetes.
Por otro lado, los trabajadores no son los únicos perjudicados por el mal
manejo de las fábricas de juguetes de Disney. Los hijos de los empleados no
pueden contar con la atención que merecen de sus padres debido a que estos
últimos pasan gran parte del día en un trabajo cuyo salario apenas les permite
sobrevivir.
3. Se necesitan mejores herramientas para
comprender como responder a las expectativas de los stakeholders.
Es obvio que todos los grupos de
interés de Walt Disney se ven afectados por las malas prácticas de
negocio. Esto se debe a que no se tiene
claro las expectativas que poseen los stakeholders sobre el negocio. Se
necesitan mejores herramientas para entender las necesidades de todos estos
grupos de interés y llevar por un camino ético el desempeño de Disney. Es
seguro que los accionistas quieren obtener rentabilidad del negocio pero no a
costa del sufrimiento y maltrato de las personas que elaboran sus productos.
Los ejecutivos no quieren ser condenados por la sociedad como líderes a los
cuales no les importa el daño que ocasionen sus prácticas competitivas con tal
de obtener buenos resultados. Los trabajadores quieren ser considerados como
tales y recibir una remuneración correspondiente a la labor que realizan sin
ser explotados y mucho menos humillados. China, por su parte, quiere dejar
atrás esa imagen de un país que permite todo este tipo de irregularidades en el
ámbito laboral. Así mismo, los clientes no quieren ser parte de una economía en
la cual se tenga que explotar a las personas que elaboran los productos que
desean adquirir. Disney está enfocado a un mercado de niños, los cuales merecen
el máximo respeto al hacerlos parte de su grupo de interés.
4. Pocos hombres de negocios han recibido
entrenamiento en ética para los negocios.
Un gran ejemplo son los encargados de
las empresas subcontratadas por Walt Disney para fabricar sus juguetes en
China. No es ético que exploten a sus trabajadores, que los maltraten, que vayan contra su salud, que les ofrezcan
las peores condiciones para su desenvolvimiento dentro de la fábrica, que no
cuenten con vacaciones ni descansos requeridos y que los indispongan ante sus
hijos. Si los encargados de las fábricas
en China tuvieran bien claro los principios éticos que requieren los negocios,
sabrían que sus colaboradores son personas con necesidades y que, como tales,
merecen el mismo respeto que se le da a cualquier otro ser humano. Por otro
lado, no basta con delegar la tarea de elaborar los juguetes a otra entidad.
Walt Disney debería llevar un control de las actividades que se realizan dentro
de las fábricas y ver que todo se realice en las condiciones más óptimas y
éticas posibles. Lamentablemente, Disney no ve o no quiere ver las
irregularidades que ocurren en las empresas subcontratadas a pesar de que esto perjudique
la imagen ética que emite al público en general.
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